Ahora trabajamos para reubicar nuestras colmenas supervivientes, buscando lugares seguros con buena floración y condiciones adecuadas. No es tarea fácil, pero seguimos adelante. Este oficio, más que un trabajo, forma parte de lo que somos.
Y aunque el fuego nos arrebató mucho, también nos recordó la fuerza de empezar de nuevo. Como las abejas, volveremos a construir, paso a paso, hasta que el monte vuelva a llenarse de vida. Renaceremos de nuestras cenizas, con el mismo compromiso y la misma pasión de siempre.
Natalia Patton
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing!